Algunos dicen que el squirting es la eyaculación femenina,
pero… no cualquier eyaculación. Se trata de eyacular líquidos de la misma
manera que lo hacen los hombres. Y es que las mujeres, normalmente, no suelen
eyacular de esa manera tan abundante y sobre todo, tan “expansiva”, más bien,
la forma de perder líquidos suele vivirse de una manera algo más discreta.
Pero el caso, es que muchas personas creen que el squirting
no es la eyaculación, sino más bien, pérdidas de orina incontrolables durante
el orgasmo. Lo único que está claro, y 100% comprobado, es que el líquido que
sale de la vagina de la mujer, no es ni orina ni el flujo habitual que las
mujeres tenemos cuando nos excitamos. Así pues, ¿qué es el squirting?
El secreto no es el qué, sino el cómo. Muchas mujeres, al
ser excitadas en el Punto G, activan unas glándulas uretrales que hacen que se
segregue este tipo de fluido. Pero el hecho de que este flujo se expulse de una
manera u otra durante el orgasmo depende de la mujer. Y sobre todo, hay que
tener claro que este líquido no provoca más placer en el orgasmo, aunque eso
sí, puede provocar mayor excitación debido a la cantidad de líquido que se
expulsa del cuerpo.
Nos tomó siglos aceptar que las mujeres tenemos orgasmos,
ahora estamos ante el salto avalado por la ciencia donde además, nos admitimos
capaces de eyacular. Creíamos que nuestra única forma de vivir el clímax era a
través de contracciones uterinas-vaginales y extra lubricación. ¿Entonces qué
sucede con aquellas cuyos orgasmos se acompañan de un proyectil eyaculatorio?
¿Se orinan? ¿Tienen ‘una fuga’? En 2001 se reconoció médicamente el término
‘próstata femenina’ y que él ‘chorro’ proviene de ella, pese a que Aristóteles
escribió sobre ésta, en el siglo XVII el anatomista Regnier de Graaf diseccionó
una y algunas disciplinas milenarias la mencionan. Entonces dichas mujeres
dejaron de sentirse freaks para crear la simiente de uno de los últimos
descubrimientos de nuestra anatomía: todas podemos eyacular. La cosa es cómo
inducirla o ¿debemos esperar a que el hada del squirt se pose sobre nuestra
pelvis?
La eyaculación nace en el punto G, la próstata femenina. Ese
mismo que pocas saben que no es más que su clítoris. Lo que vemos cuando una
mujer abre orondamente sus piernas sólo es el glande y el capuchón, la quinta
parte del órgano. Por dentro hay un campo de conductos, cuerpos, tejidos; un
‘pene’ interno (¿Cuál envidia Dr. Freud?) y Mr. G es el cabo de este universo
interior. Si tuviéramos ojos de ultrasonido veríamos detrás del glande del
clítoris casi verticalmente esta elongación, encima de la vagina y del canal
uretral (el ducto que lleva la orina desde la vejiga). Nuestra próstata está
rodeada por glándulas que producen el líquido eyaculatorio, las glándulas de
Skene, que contienen canales que expelen la eyaculación a través de la uretra
(sí, el ‘hoyito’ por donde hacemos pipí).
1. Localiza el Punto G:
La gran mayoría de las mujeres vírgenes y no, tienen
entumido el punto G por falta de estimulación. Esa es la causa de que sólo unas
cuantas (que son biológicamente sensibles de esta zona) eyaculen.
Coloca una muy buena cantidad de lubricante con base de agua
en tus dedos. Comienza por estimular el clítoris por fuera, éste se llenará de
sangre y pondrá erecto y por ende el Punto G será más palpable. Introduce el
dedo medio con la palma de la mano viendo hacia el ombligo, no busques
demasiado adentro, está a unos centímetros de la entrada vaginal, hacia arriba,
exactamente detrás del hueso púbico. Mueve el dedo hacia el frente y siente una
zona rugosa, acanalada, como una nuez. Al presionarlo sientes la dureza del
hueso que está más adelante. La sensación es parecida a la de ganas de orinar.
2. Masajea:
Para entrar al Squirt Room hay que ejercitar el Punto G de
manera frecuente. Mueve el dedo de manera circular, presionando un poco, da
toques rápidos, detente y empuja ligera y extensamente. Estás entrenándolo,
sensibilizándolo.
Esto hará que se hinche más y más, la sensación de inicio puede ser extraña pero dale unos minutos y se abrirán las puertas del Nirvana. Es posible que llegues al orgasmo sin eyacular.
Esto hará que se hinche más y más, la sensación de inicio puede ser extraña pero dale unos minutos y se abrirán las puertas del Nirvana. Es posible que llegues al orgasmo sin eyacular.
3. El ‘bautizo’:
Aprender a eyacular requiere preparación, movimientos
básicos, cadencia, ritmo y duraciones.
Esta es una combinación de técnicas personales con las de Alice K. Ladas, terapeuta sexual e investigadora; Annie Sprinkle estrella porno; y Deborah Sundahl, la gurú de la eyaculación, cuyos cursos y libros han llevado a la emanación del torrente femenino a miles.
Esta es una combinación de técnicas personales con las de Alice K. Ladas, terapeuta sexual e investigadora; Annie Sprinkle estrella porno; y Deborah Sundahl, la gurú de la eyaculación, cuyos cursos y libros han llevado a la emanación del torrente femenino a miles.
De preferencia sobre las rodillas en una superficie cómoda (y que puedas lavar), aplica los masajes anteriores al Punto G, insiste hasta que percibas con claridad que su tamaño ha aumentado; siente que todo lo que rodea es esponjoso. Ahora, combínalos con Kegels, o sea contrae intermitentemente los músculos pubococcígeos o PC (mismos que sostienes cuando aguantas la orina). Irás activando el nervio pélvico, responsable del orgasmo por Punto G (cuando el orgasmo proviene del clítoris, el nervio pudendo es quien responde y a eso vienen las contracciones y la lubricación abundante en la vagina, y no hay eyaculación vía uretra).
Continúa, frota el punto G, rota el dedo, presiona y conforme te excites, recuéstate sin dejar de estimular, levanta las caderas presionando las nalgas. Sigue y repite los movimientos.
Ahora, saca el dedo con rapidez y puja (o pídele que puje). ¡Puja!, contrae las nalgas con la cadera elevada y presiona por fuera haciendo círculos con la mano sobre los labios mayores que casi cubren el clítoris. Si sientes que la sensación inminente se escapa, repite. Concéntrate en sentir, va a venir, va a llegar.
Y ¡viola! Surge la marea.
*Si no sucede a la primera, no te angusties, repite el proceso esa y otras ocasiones; es cuestión de entrenamiento. Tus músculos PC deben estar débiles y tu Punto G sigue dormido. Ejercita y estimula.
4. El torrente:
No es orina, créeme. El punto G al hincharse presionó las
glándulas de Skene contenidas en la esponja uretral y éstas expulsaron su
producción eyaculatoria. La sensación no es igual a la de hacer pipí, el
líquido es blanquecino, más espeso y huele distinto. Químicamente es
básicamente glucosa, su PH es mayor, contiene menos urea y creatinina que la
orina, además del llamado antígeno específico prostático PSA presente también
en la eyaculación masculina (es la sustancia que se busca en el cuerpo de una
mujer para comprobar un caso de violación).
La cantidad depende de factores hormonales, en qué momento
del ciclo menstrual se está y que tan fuertes están los músculos pélvicos para
poder lanzar un chorro modesto o una gran cascada.
Ya has eyaculado y no lo sabes.
De acuerdo a los estudios del doctor Francisco Santamaría
Cabello cuando la eyaculación es arrojada desde la próstata femenina puede
tomar dos rumbos: ir hacia la abertura uretral y ser notoria, o retrógrada y
depositarse en la vejiga. Analizó la orina de 24 mujeres antes y después del
orgasmo y encontró antígeno específico prostático (PSA) en la de todas las que
no habían eyaculado aparentemente.
¿De qué sirve eyacular?
Además de placer puro, de acuerdo al profesor de medicina
patológica y forense de la
Universidad de Bratislava, Milan Zaviacic, la próstata
femenina tiene dos funciones: exocrina, manufacturar, almacenar y emitir el
fluido eyaculatorio; y neuroendócrina, producir hormonas y serotonina.
Otros estudios de
Al final, lo que todos quieren es la sensación y el show. Eso sí, el orgasmo eyaculatorio no es más intenso, sólo es más ‘espectacular’.